LA GRAN MENTIRA DE LOS COHETES Por qué quizás nunca fuimos a la Luna
En 1969, mientras el mundo miraba en blanco y negro, la NASA declaraba: “Hemos llegado a la Luna.”
Pero hoy, más de 50 años después, con computadoras cuánticas, inteligencia artificial, robots autónomos y simulaciones hiperrealistas…
aún no hemos regresado.
❓ ¿Por qué dudar del alunizaje?
Porque la historia oficial exige una fe ciega:
Que logramos salir de la Tierra con tecnología analógica.
Que aterrizamos con precisión en la Luna sin GPS.
Que despegamos desde la Luna sin torre de lanzamiento.
Que acoplamos dos naves en órbita lunar sin software.
Y que todo eso se grabó, pero hoy no puede replicarse.
🔥 La gran deficiencia: la propulsión química
Los cohetes que supuestamente nos llevaron eran enormes, ruidosos, y completamente ineficientes.
Dependen de toneladas de oxígeno líquido.
Pierden gran parte de su energía en calor.
Requieren masa excesiva para generar poco impulso.
En el vacío, funcionan… pero con brutal ineficiencia.
Hoy sabemos que para viajar en el espacio la única solución real es:
→ Motores de plasma
→ Propulsión iónica
→ Reactores de fusión nuclear
Nada de eso existía en 1969.
🛡 ¿Y por qué mentir?
Porque era el arma perfecta en la Guerra Fría.
Ganaron prestigio global.
Unificaron a un país fracturado.
Justificaron un presupuesto militar billonario.
Controlaron la narrativa mundial sobre el futuro.
Todo sin disparar un tiro.
🧠 El verdadero objetivo fue psicológico
No solo se trató de la Luna.
Se trató de dominar la mente del planeta.
“Si llegamos a la Luna, podemos lograr cualquier cosa.”
Ese fue el mensaje.
Y fue tan poderoso que sigue vigente hoy, aunque la lógica ya no encaje.
🚀 Entonces… ¿nunca fuimos?
No lo sé con certeza.
Pero cada año que pasa, es más difícil creerlo.
Porque si lo lograron en 1969 con herramientas primitivas,
¿cómo es posible que nadie lo haya repetido en medio siglo?
Tal vez la carrera espacial no era para conquistar la Luna…
sino para conquistar tu fe.